El más contento de todos debe ser don Eduardo Cagna... Electricista en las instalaciones de River desde hace más de treinta años e hincha de ese club, no sólo nunca pudo ver a su hijo Diego jugar por el equipo de sus amores, sino que además tuvo que soportar que llegara a ser capitán de Boca Juniors, el archirrival. Verlo dirigiendo a los xeneizes habría sido demasiado, pero, para su alivio, el ex técnico de Tigre y Chacarita Juniors se decidió por Colo Colo.

Iniciado en Argentinos Juniors, Cagna luego pasó por Independiente, Boca, Villarreal (donde fue compañero y trabó amistad con Juan Antonio Pizzi, el técnico de Santiago Morning, su primer rival en Chile) y el Celaya, antes de volver a terminar su carrera en La Bombonera. Volante defensivo de gran despliegue, siempre se caracterizó por su marcado liderazgo dentro de los planteles que integró.

Como técnico ha seguido un camino similar, porque más que el jefe, se planta ante sus jugadores como una especie de hermano mayor que busca guiarlos tanto dentro como fuera de la cancha. Aunque viene de una experiencia fallida en Chacarita Juniors, su exitoso debut en Tigre, al que devolvió a primera división tras 27 años en el ascenso y luego estuvo a punto de sacar campeón en el Apertura 2008 con un plantel muy modesto, lo hizo ser considerado el gran técnico del futuro en Argentina.