Desde un helicóptero en vuelo deben descender hacia una embarcación tripulada por narcotraficantes, terroristas o piratas, deslizándose rápidamente por una soga, de la que se apoyan solamente con la fricción de sus guantes y de sus pies.
"Te afirmas de la cuerda y esperas la señal de tu guía para lanzarte", cuenta uno de los doce integrantes del Grupo de Respuesta Inmediata (GRI) de la Dirección General de Territorio Marítimo y Marina Mercante de la Armada (Directemar). "Solo piensas en lo que tienes que hacer. Vas concentrado en no cometer un error, porque te juegas la vida", puntualiza.
El fast rope (cuerda rápida) es uno de los medios de abordar en alta mar a una embarcación sospechosa. El abordaje también puede ser realizado desde otra embarcación, usando una escala de asalto. Este grupo de 12 hombres -escogidos entre 1.500 marinos de especialidad litoral- está capacitado también para inspecciones submarinas de buques, incluso en un medio acuático contaminado. O moverse dentro de la compleja estructura de un mercante, donde reina la oscuridad, con equipos de seguridad ante sustancias peligrosas o gases tóxicos.
Pero su objetivo último es siempre el mismo: "repeler la amenaza de delincuentes o terroristas, neutralizarla y proceder al registro y captura de la nave infractora", explica el director de Seguridad y Operaciones Marítimas de Directemar, capitán de navío Marcos Riffo.
El GRI fue creado hace 10 años, tras el escenario internacional que abrió el atentado a las Torres Gemelas de Nueva York. La Directemar, que el viernes cumplió 165 años de existencia, tiene en el GRI a su "brazo fuerte" para las funciones de policía marítima que ejerce en la costa y en las 12 millas de mar territorial. También pueden participar en operaciones de interdicción marítima, junto a buzos tácticos.
La intervención del equipo ha sido demandada por los fiscales del Ministerio Público en operaciones antinarcóticos, como la fiscalización de una lancha en alta mar frente a Iquique, que permitió incautar 158 kilos de clorhidrato de cocaína, en agosto de 2010.
Pocos saben que también participaron, en julio del año pasado, en la interceptación de una lancha peruana que desembarcaba 38 kilos de marihuana, y que al intentar fugarse, terminó hundida frente a caleta Vítor. En esa ocasión, integrantes del GRI debieron usar sus armas de fuego para responder al ataque de los receptores de la droga, que les dispararon en medio de la noche desde un vehículo en marcha. Pese a la adrenalina a mil, los comandos respondieron a su preparación y lograron detener la marcha del móvil haciendo blanco en él, sin causar bajas letales entre sus ocupantes.
Su entrenamiento incluye cursos en Estados Unidos, Canadá, Colombia, Inglaterra y Panamá. Y aunque el terrorismo y la piratería no han llegado aún a costas chilenas, "tener al grupo es una forma de decir: cuidado, no vengan por acá. Y prevenir la emergencia de estos fenómenos delictivos", dice Riffo.
MUJERES
La Armada está evaluando la incorporación de mujeres a este grupo de comandos de élite.
12 integrantes tiene el GRI.
4 de ellos son buzos de inspección submarina.
2003 es su año de creación.
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