En 1916 el poeta dictó en Buenos Aires la célebre conferencia que sentó las bases del primer movimiento vanguardista en lengua española. En Santiago apareció su libro "Adán" y se marchó a Francia, donde terminó de madurar su poética en el contacto con los nuevos ismos. Si ese año publicó o no "El espejo de agua", es todavía una polémica abierta, pese a repetidos intentos por zanjarla.
La publicación de La broma de una mantis religiosa coincide con los 80 años que cumplió hace un par de semanas. Y eso no es todo: ya anuncia otra novela para los próximos meses, esta vez ambientada en el Pedagógico de su época de estudiante.
Ninguno de los grandes poetas ha sido surrealista a secas, señala el crítico. Respecto de Chile, considera que tal vez el caso "más interesante de hibridación es el de Braulio Arenas, el poeta más emblemático de nuestra Mandrágora surrealista".