Entre las cenizas que cubrieron la ciudad de Pompeya, Italia, tras la erupción del Vesubio, los arqueólogos que trabajan en el área hallaron unos frescos propios del primer estilo ornamental de la ciudad, sepultados durante dos milenios. Están en la Casa de Júpiter, un edificio que se supone está dedicado al soberano del Panteón romano porque los arqueólogos hallaron una representación suya en un pequeño altar. Aunque se conocía una parte de la estructura, gran parte permanecía aún sepultada por la tierra. Ahora se ha podido sacar a la luz su planta, compuesta por un atrio central rodeado por habitaciones decoradas y un largo callejón con balcones y una columnata. En el entorno hallaron varios fragmentos que se cree que pudieron formar parte de un friso dórico con ornamentos en rojo y azul que coronaba el atrio del edificio.