Martes 30 de Octubre de 2012
Nato, el dibujante que le puso cara a El Peneca
Su hija, la escritora Claudia Andrade , y el periodista e investigador de humor gráfico, Jorge Montealegre, reúnen sus memorias en "Nato. La sonrisa imborrable".
Carlos Andueza Como muchos otros niños de los años 30, el pequeño Renato quiso enviar sus dibujos a la revista "El Peneca". La publicación de esos dibujos fue uno de los grandes incentivos para que Renato Andrade Alarcón, más conocido como Nato, se dedicara, veinte años después, a las historietas. Entró a trabajar a esa revista a inicios de los 50, realizando viñetas, ilustrando portadas, e incluso creando a Peneca, el personaje que representaría a la publicación. Todo un sueño cumplido.
La anécdota es una de las tantas que se cuentan del dibujante chileno en "Nato. La sonrisa imborrable" (Ediciones Asterion, 2012), libro que también incluye borradores originales, bocetos inéditos y la historia detrás de un sinnúmero de personajes, como Insolencio, Erróneo, Falabelito, Pocas Pecas, Toribio, el náufrago, y muchos más.
La publicación hace un repaso por la infancia de Nato, así como su posterior trabajo en revistas infantiles, picarescas y de humor gráfico deportivo.
Los responsables de llevar a cabo la investigación y recopilación de su obra fueron la escritora Claudia Andrade, hija de Nato, y el periodista e investigador de humor gráfico chileno Jorge Montealegre.
"El libro es una biografía. Es la historia de un niño que llega a Santiago desde el campo, y que cuida a sus sobrinos pequeños, mientras estudia dibujo por correspondencia. Es la historia de una vida sencilla", dice Montealegre.
"Nato. La sonrisa imborrable" fue financiado por el Fondo del Libro, y despliega el rico patrimonio creativo del historietista oriundo de San Javier de Loncomilla, reuniendo sus trabajos para distintas publicaciones nacionales, como "Barrabases", "El Peneca", "Simbad", "Estadio", "El Pingüino", entre otras.
Según Montealegre, el hilo conductor que une toda su obra es "la sencillez que lo caracterizaba y que se transmitía en sus personajes. Su humor blanco respondía a que siempre pensaba en los niños primero, ofreciendo entretención sana para todo público".